Recuerdo aquel día...es más, creo que nunca podré olvidarlo...
Éramos entonces crías, toda la inocencia del mundo se concentraba en nosotras dos por entonces(bendita inocencia...)
Yo te hablaba de él, para variar, y ya sabes que, como siempre, una sonrisa extraña se me dibujaba en la boca y no había Dios que me la quitase...Tú fantasieabas sobre tí y tu mundo...
Nos entendiamos a la perfección...
Teníamos tantas ganas de comernos el mundo...teníamos tanta ilusión puesta en todo...tantos planes...tantos sueños...
Recuerdo que tú, de repente, cogiste un papel de la nada y te pusiste a escribir con esa sonrisa pícara típica tuya en la cara...esa que se te pone cuando sé que escribes sobre mí, y no me equivocaba...escribiste mi historia...y sabías perfectamente en qué clavo exacto debías dar para que al leerla, esa sensación de no estar en este mundo me invadiese por completo..."La historia perfecta", la titulaste...
Recuerdo que la guardé entre mis papeles...y que de vez en cuando la leía...que la firmaste y escribiste en chiquitito"se cumplirá" y una cara sonriente enorme, de esas simples de tres trazos...pero que lo dicen todo...
Pero también recuerdo unos días después yo era la persona más feliz del mundo...y necesitaba contartelo, necesitaba que tu también lo fueses conmigo y sabía que tú, sólo tú, me entenderías...
No sabía ni cómo empezar...me faltaban las palabras...no había palabra en el universo que describiese cómo me sentía...creo que mi estado por entonces era la perfecta definición de felicidad, digna de aparecer en esos diccionarios que tratan de explicar ese puto instante de una sensación tan linda...
Y recuerdo que entonces caí, y que sólo tuve que decirte una frase...una frase era suficiente para que supieses de que hablaba..."¿Recuerdas aquella historia perfecta que un día me escribiste?" te pregunté ; "Como no" me respondiste ; "Pues eso es nada comparado con lo que necesito contarte"
Hubo un silencio...un silencio que denotaba los sentimientos más bonitos del mundo...
Aquel día la realidad superó a la ficción, la realidad superó al sueño, la realidad sobrepasó, y con creces, todas las barreras que yo hubiese querido poner a esta vida...
Quizás tu fueras maga por aquel entonces...o mejor, quizás me hayas enseñado día a día que la palabra imposible debería no existir...
¿Por qué no hoy?
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