...y soy yo quien escribe, esa niña temedora de ilusiones y falsos suspiros de ayer, espantada una, diez y mil veces por ese maldito miedo que todo alimentaba, el caso perdido, la excepción a la regla, esa que ya no creía en que ninguna historia contada fuese cierta, soñadora de lo prohibido y espantada, una vez más, por cualquier sonrisa chisposa que se aproximase…
y qué fácil resulta a veces volver a creer en los cuentos de hadas ¿no?
…quizás sea como subir 3 metros sobre el cielo con la conciencia, alimentada un poco más cada segundo, de que la caída va a ser brutal, dolorosa y con secuelas…
Pero el manual no explicaba qué hacer cuando se sobrevuela el cielo cogida de TU mano…
sábado, 6 de noviembre de 2010
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